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Economía Social

Redes socales y género

Que relación hay... produciendo 

El trabajo en red

Que será eso, para que sirve... para personas que le gusta enredar, enrear...

Ventajas del trabajo colectivo

las tan olvidadas ventajas de trabajar en colectivo, de primera mano, seguro que piensas que es mejor trabajar de forma individual... será porque te lo han enseñado y tu lo has aprendido muy bien... vivan los mecanismos de reproducción social...viva el mal viva el capital

Colectivo

Video que cuenta desde 4 personas cooperativistas que entienden ellas por colectivo....

Estaba en los enlaces pero....

Luzdemente S.Coop.And + Ecotono S.Coop.And... Casi na picha o chochete

Cooperativas en latinoamérica

Interesante

 

YO, EMPRESARIO

Ciertamente si alguien me hubiera dicho que algún día tendría mi propia empresa y sería, por tanto, empresario, no lo hubiera creído y además me habría ofendido. Para mi esta palabra de siempre ha tenido connotaciones negativas: hombre gordo baboso con puro y sombrero de copa, con un malvado brillo avaricioso en sus ojos, sin escrúpulos a la hora de explotar a otras personas y a destruir el medio ambiente tan solo para llenar un poco más su cartera o tener más poder.

Está claro que si éste estereotipo existe será porque habrá empresarios así, creo además conocer a alguno, pero por suerte existen otras realidades. Yo soy un hombre, con un cigarrillo y sin sombrero, y estoy de pie en un charquito. Según la teoría de los charquitos, cada persona puede comparar su propia economía, el dinero que maneja, con un charquito.

La persona está en medio del charquito, y una de sus obsesiones, no la única por suerte, es evitar que se seque. El charquito aumenta sus proporciones, tanto en extensión como en profundidad, cada vez que hay un ingreso, y mientras este sea mayor, mayor será el crecimiento del charquito. Como nos situamos en un concepto abstracto y fantasioso podemos jugar con la idea de hundirnos en nuestro charquito y bucear en él, pero solo cuando tiene las dimensiones necesarias para cubrirnos. Como la gran mayoría sabemos, el charquito no da normalmente para estos paseos subacuáticos, pues entre pagar alquiler o hipoteca, algo que comer, un vehículo y algún vicio que otro, el charquito apenas nos salpica los tobillos y podemos salir de él con un pequeño salto.

Pero entonces me hago empresario montando una cooperativa que tiene su propio charquito, conectado con el mío y con el de mis compañeros. No es que trabaje más que antes, pero de repente empieza a crecer el charquito bajo nuestros pies, crece, crece y crece… qué extraña sensación,… pero igual de rápido se seca, se seca, se seca,…. Entran y salen de este nuevo charquito volúmenes de agua antes para mi impensables. Si fuera capaz de canalizarlos para que se quedaran debajo de mi conseguiría el sueño del pelotazo: el charquito crecería más y más hasta formar un vasto océano a mi alrededor, la vista se perdería sin alcanzar sus límites y jamás se secaría. ¡!!Sería riiiiiiico, rico de verdad!!!

Pero no me gusta la idea de verme solo en mitad del océano. A mi me gusta pensar que mi charquito personal, junto con el charquito de nuestra cooperativa, está en un bosque, donde hay más personas con sus charquitos personales y colectivos, y que los podemos juntar, compartiendo charquitos e ilusiones para dar lugar a arroyos, riachuelos, ríos, estuarios, marismas, mares y océanos donde encontrarnos, viajar, bucear, y ser capaces de generar la lluvia que alimente los nuevos charquitos que cada persona de este planeta necesita para vivir.

HAY QUE DEJAR DE CRECER

HAY QUE DEJAR DE CRECER Ningún sistema puede crecer indefinidamente. Existen unos límites físicos que de ninguna manera se pueden superar. El ejemplo más claro es la población humana global. Existe un límite obvio que es el planeta tierra y los recursos naturales que existen en él. Podemos confiar en que la tecnología encontrará la manera de llevarnos a otros planetas donde seguir creciendo y explotar los recursos que existan en ellos, pero de momento no es una alternativa realista. Siendo realistas lo que debemos hacer es controlar nuestro crecimiento y la explotación que hacemos cada día de los recursos naturales.

Pero no es eso lo que hacemos, sino todo lo contrario. Bajo la premisa del crecimiento económico continuado, cada día que pasa intentamos incrementar tanto nuestros beneficios como nuestros consumos, lo cual se traduce en la actual crisis ambiental. Esta crisis ambiental no solo genera la desaparición de numerosas especies, sino que envenena el aire que respiramos y los alimentos que comemos, con lo cual nos destruimos a nosotros mismos poquito a poco. Son numerosas las sociedades humanas que se han colapsado por sobrepasar sus propios límites naturales debido a un excesivo crecimiento, y ese es el camino que lleva nuestra actual sociedad hiperconsumista.

En el caso de Andalucía ya podemos dar la voz de alarma, pues los indicadores tienen sus luces rojas encendidas. La Huella Ecológica es uno de ellos. Se define como “El área de territorio productivo o ecosistema acuático necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico, donde sea que se encuentre esta área”. Dicha superficie, al ser comparada con el territorio productivo disponible, en este caso Andalucía, nos dice si estamos consumiendo recursos y generando residuos por encima de nuestras posibilidades o no. En 1996 la huella ecológica de cada andaluz era de 4,1 hectáreas por habitante, y en el 2001 pasó a 4,6 hectáreas por habitante, mientras que el territorio productivo disponible pasó de 1,77 a 1,76 hectáreas por habitante. De aquí se deduce que cada persona que vive y consume en Andalucía, aparte de explotar todos los recursos que le ofrece este territorio, está consumiendo 2,84 hectareas de territorio exterior, lo cual se traduce en injusticia social y desequilibrio ambiental.

Las empresas de economía social en Andalucía somos un ejemplo a seguir en muchos aspectos, y tenemos la oportunidad de ser pioneras en el ámbito de la sostenibilidad: si logramos llevar a la práctica los preceptos del desarrollo sostenible, fomentando las economías locales, consumiendo recursos locales renovables, disminuyendo el gasto energético, haciendo habitables nuestros pueblos y ciudades, generando riqueza laboral y fomentando la justicia social, cuando el actual sistema económico y social entre en proceso de colapso nosotros estaremos preparados para afrontarlo minimizando sus consecuencias funestas.

Hacer realidad el desarrollo sostenible implica consumir menos y desalojar de nuestras mentes la necesidad de crecer económicamente de manera continua para sustituirla por la necesidad de crear unas condiciones social y ambientalmente justas. No hacerlo nos lleva de cabeza al desastre con todas las tarjetas de crédito en el bolsillo.